Subacuáticas, el agua…

El agua y el homoerotismo

La gota de agua perfora la roca… no por su fuerza, sino por su constancia

El agua es uno de los temas recurrentes en mi trabajo. He explorado la fotografía subacuáticas por varias razones. He tomado fotos subacuáticas en piscinas y en ríos, seguramente influenciado por mi práctica de natación y buceo y por un entorno cultural. Estos escenarios acuáticos se vuelven preferidos para la recreación, para los encuentros eróticos, pero también para tirar desechos, o para tirar los cuerpos de personas asesinadas por las violencias estructurales de mi país. En mi caso, tuve una piscina semiolímpica en mi lugar de trabajo durante años, y esta posibilidad la asumí como una permanente invitación para explorar la textura, el color y los ambientes azulosos y químicos de las piscinas, además, obviamente, de los cuerpos de los deportistas que la usaban.

En las exposiciones que realicé con este tema, construí algunas reflexiones que enriquecieron la lectura simbólica de este elemento. Por ejemplo, entendería que el agua de una piscina es el producto de un cautiverio, es un elemento preso, domesticado por la cultura occidental que pretende controlar la creación. A diferencia del agua de los ríos, que en principios, serían mucho mas libres, fluctuantes, más espontáneas.

Uno de los primeros trabajos que pude desarrollar en las piscinas inició con tres mujeres embarazadas, con parejas heterosexuales y con hombres, en tres piscinas difrentes de la ciudad. Una de las piscinas fué en una casa privada en el barrio La Arboleda. La otra en la terraza del emblemático hotel Aristi de Cali, y la otra fué en la piscina de la Pontificia Universidad Javeriana, que fué estrenada en el año 2000. De este trabajo realicé una exposición «SUB» en el Centro Cultural Colombo Americano de Cali, donde realicé mis primeras instalaciones con agua, tanto en una acuario diseñado para exponer una de las fotos más potentes, como en bolsas de agua.

Naufragos fué uno de los proyectos que más me gustó. Fue una excusa para proponer que muchos nadadores asumieran el reto de «quedarse dormidos» en las profundiades de las piscinas, y encontrarse al amanecer en un espacio que parece real, pero que los asficcia y los llena de preguntas.

Otro de los temas que desarrollé fue el de la masculinidad hegemónica, a partir de ciertos estereotipos de fortaleza, cumplimiento de logros y formas asociadas a la fuerza, que contrastaban con las formas femeninas que proponía la danza y la levitación.

Es de destacar el esfuerzo técnico para la realización de estas imágenes. El interés era crear un ambiente enrarecido, donde no es muy evidente la presencia del agua, pues buscaba generar la sensación de gravedad. Para ello, tanto el modelo como el fotógrafo debían aguantar la respiración en una apnea que generaba una gran exigencia física. De esta manera, hay una especie de performance, donde la exigencia física demandaba un riesgo, y donde el error o los accidentes podrían presentarse de cualquier manera. Dentro de las exigencias para tener la flotabilidad negativa se requería el uso de barras de plomo o material pesado, que debía ocultarse para la foto, y controlar los desensos o ascender, de la manera más segura posible.

Este trabajo lo pude exponer en la galería del Centro Cutural Comfenalco de Cali, en una exposición que se llamó Ache, y que contaba con una instalación con botellas y bolsas de plástico llenas de agua, tanto tubulares que se usaban para proteger los negativos, como bolsas que permitían ver la propuesta fotográfica.

Uno de los trabajos más bellos en la exploración de fotografía subacuática la realicé en el río sabaleta, a donde obtuve imágenes que contrastaban de una manera increible con las imágenes de las piscinas. Una era un agua libre, espontánea y alegre, la otra un agua domesticada, apresada, esclavizada, maquillada, producida con químicos. En estos trabajos de fotografía subacuática fuí encontrándome con dos temas centrales de mi trabajo, el cuerpo masculino y el desnudo, como un recurso que alude al homoerotismo, pero que refiere más al origen, al limpiar el cuerpo de las ataduras de los personajes que construye la cultura.

Ser un buzo certificado en San Andrés y haber buceado en Gorgona, en Tairona y en San Andrés ha sido una de las experiencias más sorprendentes que haya experimentado. Recuerdo un buceo nocturno en San Andrés, para la certificación de buceo avanzado. La experiencia fué alucinante cuando se apagan todas las linternas y se observa como el placnton se activa y produce luz. Esa experiencia visual me ha marcado y me enseñó a explorar la luz, en la fotografía en General y el lignpaiting en particular.

Digital image

Después de muchos años de no volver a tomar fotos subacuáticas, y de trabajos sólo de fotografía de buceo, decido recoger la experiencia de años atrás y del trabajo de homoerotismo con intensión políticamente marcado, e inicio un trabajo que apenas asoma su rostro para la madurez. Infortunadamente, por la cirugía que me realizan de cuello, no me permitiría volver a sumergirme en las piscinas para producir imágenes en ambientes acuáticos. Este trabajo de fotografía subacuática realizado en marzo de 2019 sería el último que realizaría en piscinas.

Hoy ya no puedo hacer apnea, ni buceo, ni natación, nisiquiera acercarme a una piscina, después de la operación de vaciamiento de cuello. Una de mis grandes frustaciones de este momento, pero con la alegría de haber sido uno de los pocos fotógrafos de haber hecho exploraciones de gran exigencia física en las piscinas de Cali. Especialmente con el tema del homoerotismo.

A parte del ejercicio de la fotografía subacuática, he seguido explorando los ambientes de los ríos. Es en este entorno natural donde los colombianos hemos aprendido a hacer todo tipo de cosas, la mayorías tristes, asociadas a los procesos de violencia y de deterioro ambiental. Los ríos se han convertido en el basurero, el vertedero hasta de cuerpos humanos. Es el botadero predilecto de muchos, especialmente en las grandes ciudadades. En los entornos homosexuales, los rios muchas veces son espacios privilegiados para cruising, para el exhibiccionismo, o para el voyerismo. De ahí salen muchos de los trabajos que he realizado, donde el cuerpo se expande, entra en relación, o se degrada y pierde toda su dignidad.

Evidendemente es el mar, donde se termina resumiento toda esa basura y todo esa degradación humana, que se vé reflejada en los sedimentos y en eso que no queremos ver, y que tratamos de esconder como debajo de un tapete, pero que evidentemente se nos devuelve.

En otros momentos he seguido explorando con lel agua como parte del lenguaje del erotismo, con imágenes como estas:

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