El marturbatón en cuarentena

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El cuerpo es quizas, la categoría más importante de proyecto de Pitchfotos. Es una categoría que puede hablar del individuo o del colectivo. De hecho, el territorio puede ser entendida también como una categoría cercana al cuerpo. Esta materia hecha carne está llena de emociones, de sentidos. Es ahí donde emerge la memoria, donde se sienten los vacíos, los fracasos, o los éxitos, las exclusiones, las violencias, la experiencia humana en general..

La propia piel siente el peso de los días de la cuarentena. Pareciera un castigo el no tener la posibilidad del encuentro con otros cuerpos. La ausencia de abrazos, besos, caricias, mamadas o cualquier contacto físico. Esta condición del aislamiento social puso en vilo las posibilidades de buscar con quien resolver la urgencia del encuentro con otro cuerpo. Hasta las app para los encuentros furtivos entran en desuso, o se vuelven sinónimo de contagio.  

Pero esta acumulación de líbido hace que se abra un nuevo capítulo del nuevo sujeto contemporáneo, cansado y arto de la explicités propia de esta época, donde todo se vuelve evidente, donde todo se muestra de la manera más descarada y facilista. Por eso podemos afirmar que esta es una pornográfica, que a través de imágenes se nos muestra el secreto de la magia, de los trucos, del misterio, de lo oculto.

El cuadro es muy repetitivo. Con la prótesis en el que se ha convertido el celular en una mano, y la otra mano explorando los genitales. El celular encendido muestra algunas imágenes fijas o en movimiento, de actos sexuales explícitos. El dedo pequeño de esa mano sostiene el celular y el pulgar se mueve de forma impulsiva, de arriba abajo, como haciéndole cosquillas a la pantalla del aparato. 

Mientras tanto la otra mano debe encargarse de abrir los pantalones, subir la camiseta, bajar los interiores y empezar a acariciar la zona erógena del cuerpo. Los movimientos rítmicos y exploratorios de la otra mano, se mueven en la búsqueda desesperada de los puntos de placer o de los masajes que deben llevarnos al mayor placer. Esa mano ya debió preveer las consecuencias del masaje, y deberá reaccionar a los espasmos de placer, en una relación zona erógena-mano-cerebro-ojos-pantalla-imagen transmitida- modelo. Ver y tocar (y luego limpiar).

El menú de imágenes en el celular es muy amplia, que pueden circular en un innumerable número de páginas o apps, dedicadas a la circulación de imágenes. Suena tonto, pero es importante decirlo, se pueden consumir imágenes producidas por grandes industrias porno, o por personas ordinarias. Y también podemos ser parte de esa gran categoría del porno, produciendo nosotros mismos estas imágenes. Consumimos fotos fijas, gifts, memes, pequeños videos, o películas completas. Las mayoría centradas en los portales especializados como charturbate donde puedes ver o pagar por ver. O las ruletas, donde se pueden participar de un grupo enorme de personas de todo el mundo que quieren ver y mostrar. En desprestigio quedan las app para buscar sex en vivo como los Tinder o los grindr. Puedes enviar pequeñas provocaciones a través de snap, o crear tu propia marca personal a través de twitter, una de las pocas redes que sobreviven de los embates de las sensuras.

Todas estas posibilidades en lo que la Feminista Beatriz Preciado denominó el régimen masturbatorio, enmarcado en lo que llamó la industria farmacopornográfica. Ahora la producción de placer forma parte de la nueva manera de controlar los cuerpos dóciles, que requieren de espacios de relajación y de producción de endorfinas, para seguir las rutinas de alienación a través del trabajo rutinario. Después de la segunda guerra mundial, se desarrollaron las más grandes industrias asociadas al cuerpo, al sexo, al placer, a la producción de artilugios, para controlar y transformar el cuerpo, la mente, los estados de ánimo. La aparición de una sexualidad más liberada, formaba parte de esa nueva promesa de progreso, que inspiró además al consumo, y a multiplicarse entre las tensiones puritanistas y los procesos cuntraculturales, como el hipismo que le apostaba al amor libre y en todas direcciones.

El porno ofreció una forma de instalar estructuras de poder, donde la mujer se volvió objeto de deseo, donde la mirada masculina es dominante. Mostró modelos de sexualidad idealizados, con una hiperproducción de eyaculaciones y penetraciones en serie, en un rendimiento propio de las sociedades industrializadas. Nos enseñaron una sexualidad imposible y llena de fantasías que contribuyeron a afectar nuestra propia autoestima, mostrando la incompetencia y falta de producción de poses, y fluidos.

La fase avanzada de la industria farmacopornográfica volvió prosumidores del porno a las mayorías. No solo se consume sino que se vuelven productores de imágenes consumibles como actores naturales, que improvisan ángulos, iluminación, etc.. La circulación de nudes se volvió parte del lenguaje cotidiano. La circulación de los packs y las videollamadas, terminaron reforzando la idea original del porno, la de erotizar las zonas erógenas, a partir de lo explícito. Masturbarse, hacerse el paja, jalársela, estirarse el caucho, hacerse el ganzo, hacen alusión a la mano cogiendo la verga y estimularla hasta la eyaculación.

Las variaciones para producir placer son mínimas, y el resto del cuerpo termina reducido a ser espectador. Una postura feminista frente al predominio de las zonas erógenas como las únicas posibles para producir excitación, invita justamente a estimular otras partes del cuerpo, para que se a posible la masturbación de las orejas, o de los tobillos, etc.

Como lo comenta el filósofo Byung-chul Han, al final, la promesa neoliberal del hombre libre, instala una economía del placer para la supervivencia en la que cada uno es su propio empresario. El sujeto narcisista, edonista, se ve sometido al rendimiento de lo igual que seguramente desemboca en una sociedad de la depresión y el cansancio, compuesta por sujetos aislados. Ahora solo resta que el erotismo no muera a manos de la exhibición explícita de todo que lo convierte en un consumismo pornografico.

Si sigues dispuesto a continuar bajo el régimen masturbatorio, ojalá ganes en conciencia de cual es tu papel en ese circuito de producción industrial de placer para apaciguar tu líbido. También gana en conciencia que el aislamiento social producto de la pandemia, te vuelve rey de tu propio placer, y paradójicamente, esclavo del consumo que cosifica al ser humano. En tus manos está la decisión.     

Santiago de Cali, 10 de mayo de 2020

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