- Romario
- Ig: @Romariobros
- Mariana Calderón.
- Ig: @roja_efimera
Uno de los temas asociados al control de los cuerpos inscritos en el sistema sexo-género tiene que ver con el disciplinamiento e higienización de los cuerpos. El vello, como muchos otros temas asociados a lo orgánico corporal termina siendo un argumento adicional a los procesos de masculinización o feminización. Las expectativas de los cuerpos es que sean lampiños, infantiles, ingenuos, limpios, lisos, como parte de una cultura farmacopornográfica (Paul B. Preciado) que estimula la venta de productos para rasurar, depilar, ligado a toda una industria de la manipulación corporal. Se naturaliza la idea de que las “mujeres sin vello se ven más bellas, y hombres velludos se ven masculinos, pero sin vello se ven más aseados”. Desnaturalizar esta lógica tóxica es develar otras maneras de construir el género, y el deseo sexual. Poner en evidencia la tensión y la división entre lo animal y lo humano, lo limpio y lo sucio.
Romario
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Mariana Calderón
Ig: @roja_efimera

Lo bello de los vellos
En las últimas dos décadas la percepción sobre el vello corporal femenino ha tenido grandes cambios. Dentro de los estándares femeninos se incluye un cuerpo casi sin pelos, en el cual es normativo usar técnicas de manipulación para lograr lo anterior. Esta serie fotográfica es una invitación a reflexionar entre lo que se considera humano vs animal, entre la adulta y la niña, entre los valores femeninos y masculinos, entre las percepciones de limpieza y suciedad. Es querer retratar cuerpos femeninos con pelos, desde la elección y el disfrute. ¿Pero qué tan libre se es de escoger un cuerpo femenino velludo en el contexto actual?










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